El funcionamiento de una destilería no puede separarse del equipo estable
La industria de las bebidas espirituosas está experimentando un renacimiento, con un creciente aprecio por los licores de alta calidad como el bourbon, el whisky, el vodka y la ginebra. Los consumidores de hoy exigen excelencia, saboreando las bebidas espirituosas no sólo por sus efectos embriagadores, sino por sus ricos sabores y perfiles únicos. A diferencia de la época de los cócteles de los años 50, en la actualidad se da más importancia a la calidad que a la cantidad. Para lograrlo, los destiladores deben utilizar los mejores ingredientes y los equipos de destilación más avanzados.
Todas las bebidas espirituosas tienen su origen en un humilde puré. Este macerado consiste en materias vegetales ricas en carbohidratos, como maíz, cereales, fruta, patatas o azúcar, es decir, cualquier cosa capaz de fermentar. Cuando se añade agua y levadura a esta mezcla, la levadura fermenta los azúcares y los convierte en alcohol. Sin embargo, el principal reto consiste en extraer alcohol puro de este mosto, una tarea que se lleva a cabo mediante el arte milenario de la destilación.
La destilación comienza calentando la solución de azúcar y alcohol, comúnmente conocida como lavado, una vez que se eliminan los sólidos. A medida que el lavado se calienta, se liberan vapores de alcohol. Estos vapores, ricos en potencial, se canalizan a través de un condensador, donde se vuelven a condensar en forma líquida.
La calidad final del aguardiente depende en gran medida de la pericia del destilador y de la precisión de todo el proceso. A medida que aumenta la temperatura del lavado, se liberan diferentes compuestos. Es crucial controlar con precisión la temperatura del condensado para garantizar que los compuestos nocivos queden excluidos del producto final. Esta precisión evita cualquier riesgo potencial para la salud de los consumidores, manteniendo la integridad y la reputación de la destilería.
Una vez destilado, el alcohol se diluye hasta alcanzar la graduación deseada y se refina hasta alcanzar su forma final. En el caso de bebidas espirituosas como el bourbon o el whisky, esto suele implicar el envejecimiento en barricas, lo que permite que los sabores maduren y adquieran complejidad con el tiempo. Otras bebidas espirituosas, como el vodka o la ginebra, pueden embotellarse inmediatamente o someterse a un breve envejecimiento, dependiendo del perfil de sabor deseado.
Aunque los principios fundamentales de la destilación han permanecido inalterados durante siglos, los equipos utilizados han evolucionado considerablemente. Las destilerías modernas cuentan ahora con alambiques de última generación que maximizan la eficiencia, minimizan los residuos y aumentan el rendimiento. Las bombas de vacío avanzadas, los filtros, los enfriadores de agua y los sistemas de aire comprimido de calidad alimentaria son componentes integrales en la producción de bebidas espirituosas más suaves y puras, libres de residuos no deseados.
Al invertir en la tecnología de destilación de mayor calidad, las destilerías pueden alcanzar nuevos niveles de sabor, calidad y consistencia, satisfaciendo las crecientes demandas de los consumidores más exigentes.